Querido profesor

Querido profesor:

Tengo muchas cosas que decirte hoy. No lo he hecho nunca, y creo que ya es hora. Solo quiero que sepas que te admiro. Te admiro por tu paciencia y tesón, por tus ganas de hacer que aprender sea un placer. Te admiro por no rendirte incluso cuando nadie te escuchaba. Te admiro por llevarte el trabajo a casa, por seguir pensando en tus alumnos hasta fuera de las aulas. Te admiro por ignorar a los que se burlan de tu profesión, personas despreciables a las que les falta educación. Educación, eso es lo que me has dado, pero una educación que va más allá de las integrales, los prefijos y los cuadros de Dalí. Lo que me has dado es una forma nueva de ver el mundo, las ganas de hacerme preguntas y no parar hasta resolverlas. Podríamos decir que me has dado un poco de ti con cada lección y corrección, con cada palabra de ánimo y con tu implicación. Te admiro por ser maestro y psicólogo a la vez, por no desanimarte incluso cuando las cosas no iban bien.

Hoy soy mayor, o eso dicen por ahí, pero yo sigo teniendo tanto miedo como cuando estaba en el pupitre. Ahí no estaba sola y tú me guiabas de alguna manera. Pero, a pesar de todo y de que no estés aquí, no me siento mal del todo. Recuerdo tus enseñanzas y eso me da fuerza para no rendirme ni amedrentarme ante el futuro. Que se prepare la vida adulta, que yo puedo con todo porque soy como soy. Y soy como soy porque lo que me enseñaste me ha ayudado a ser una persona mejor. Te imagino en un aula de paredes desconchadas y sillas verdosas, con la mirada cansada pero, en el fondo, feliz. Y quiero decirte algo para que tu sonrisa se ensanche aún más: GRACIAS.

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Ryan Gosling en ‘Half Nelson’ (2006)

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Vale, encima que llego con retraso, me lío con el reto. Perdóname, Jorge, ya sé que me mandaste hacer una biografía de la persona que más admiro, pero me he emocionado tanto escribiéndolo en formato carta que… En fin, seguro que podrás perdonarme. Además, la biografía del profesor de la carta, que en realidad hace referencia a todos los profes que he tenido a lo largo de mi vida, tiene más sentido si es una alumna agradecida la que habla de él. Y es que ya era hora de que homenajeáramos la figura del docente, ¿no? Y más aún teniendo en cuenta lo denostada que está. Aquellos que se ríen de la carrera de Magisterio y de la docencia como profesión deberían reflexionar un poquito y pensar que, si están donde están, es porque un profesor les ha enseñado antes a hacer lo que saben hacer.

Dicho esto, es el turno de retar a Jorge y compensarle un poco por mi lapsus. Te doy dos opciones:

1. Este sábado es Eurovisión, pero Barei tiene un problema de última hora (¡ojalá que no!) y no puede actuar. ¿A quién mandamos para representar a España? Cuéntanoslo en un pequeño relato, pero que no haya un bloody mary, por favor.

2. Como yo he publicado post más tarde de lo previsto y es la Fiesta del Cine y esas cosas, igual no te da tiempo a escribir antes de Eurovisión. Mi reto alternativo es el siguiente: te llamas David, juegas al fútbol sala en un equipo juvenil, llevas chándal con el que marcas tu trasero ligeramente respingón y llevas una cresta engominada. Cuéntanos cómo te sientes al visitar el museo del Prado por primera vez.

Lidia

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