Lo que siento con 22

Oh, qué detalle ha tenido la gran Lidia de felicitarme vía WordPress. Pues bien, siguiendo con su reto, lo único que puedo decir es est

Describe cómo te sientes con tus 22 con…

1. Una canción

Aunque en este caso sería bastante fácil acudir a Taylor Swift, te diré que me identifico con ‘Corazón de fuego’ de Soraya. Así, por ejemplo.

2. Un GIF

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Uno de tantos que me describen.

3. Un emoji de WhatsApp.

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Define mi irónica situación de «22 años. Becario. Soltero. Sin independizar. Pero digno. Muy digno».

4. Una foto de Terelu

Espera, ¿qué? JAJAJAJAJAJAJAJA. Fan de este apartado. Y por supuesto, la he encontrado.

«Yo a tu edad ya estaba casado y con hijos».

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5. Un microrrelato de 100 palabras como máximo

Por primera vez, no estaba nervioso por mi cumpleaños. Me daba igual la cena, la ropa que llevara puesta o que mi casa estuviera llena de gente. Por primera vez, y no entendí por qué, no me importaban en absoluto los regalos. Por primera vez, me apeteció disfrutar del momento. De los buenos momentos. De que la gente que me rodeaba se había acordado de mí, y que debía estar agradecido. Al final iba a ser verdad que ni mil camisetas de Zara iban a poder superar una buena amistad.

Tras haber vomitado todo el arcoiris que me quedaba dentro después de escribir este microrrelato, es momento de retarte.

Y es que, para esta semana, solo te pediré que escribas la biografía de la persona que más admiras. Anónima o no. Dramática o cómica. Tú decides.

Love

Jorge Abad

El diario de Isabel Pantoja

Ya te vale, Jorge. Mira que mandarme un reto sobre Isabel Pantoja, con lo poco que me gusta esa ladr… ejem, señora. Pero como yo soy una cumplidora y, encima, es tu cumple, no me voy a quejar. ¡Al lío!

Bajo el sol de Cantora

Cantora, querida, ¡por fin te veo! Han sido meses muy largos sin ti. No te imaginas, Cantora mía, lo fría que era la celda de Alcalá de Guadaíra. Bueno, no tan fría como las de otras presas, pero ya sabes… ¡yo soy Isabel Pantoja!

Te he echado de menos. He extrañado tus suelos tapizados y tus paredes llenas de retratos enmarcados de mi Paquirri. He llorado por no poder asomarme a tus ventanas y murmurar: “Toh ehto antes era campo”. Cada noche miraba la luna a través del diminuto ventanuco de mi sombría habitación carcelaria, deseando poder observarla desde tu hermoso jardín. Dulce, mi Kiko, la Bollo o cualquiera de mis súbditos me traería una copita de anís y la revista HOLA para reírme un rato y confirmar lo bien que me queda el Fotochó ese. ¿O es que acaso conoces a otra famosa a la que le brille tanto la coleta?

Últimamente, la prensa me tiene un poco abandonada. Y no te voy a engañar, mi Cantorita: los echo de menos. Sí, echo de menos a esos paparazzi que, tras unos cuantos años hincando codos en la facultad de Periodismo, luchan por conseguir unas palabras mías frente a sus ‘alcachofas’ o un buen plano de mi rostro de tonadillera. Pero ya lo dije en su día y me mantengo: “¡No me van a grabá más!”.

Los Estados Unidos tienen a Madonna, Inglaterra tiene a su reina (Isabel tenía que llamarse, qué grande…) y España me tiene a mí. Soy una diva y no entiendo por qué me ignoran. ¿Acaso no tengo yo más arte que el Gran Hermano VIP ese? Ya vendrán a mí, ya… Ya acamparán a tus puertas bajo el sol de agosto, mi Cantora. Tiempo al tiempo. Y lo que tengo claro es que ahora es mi tiempo, mi momento.

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«La condená». ¿Lo pilláis? Ji, ji, ji.

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Pero dejemos a la Panto al lado, porque hoy el protagonista eres TÚ. Es tu cumpleaños y estamos deseando que nos cuentes cómo te sientes con tus recién estrenados 22 años. Así que… ¿por qué no lo haces en tu reto? Allá va:

Describe cómo te sientes con tus 22 con…

1. Una canción

2. Un GIF

3. Un emoji de WhatsApp

4. Una foto de Terelu

5. Un microrrelato de 100 palabras como máximo

Ah, y una vez más: ¡¡¡¡FELICIDADES!!!! 

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Lidia

 

Drácula es a la sangre lo que el alcohólico al vino

Una sala con paredes y suelo blancos. Un silencio sepulcral. Un corro de sillas y gente sentada en ellas. Todos se miran. Nadie habla. Lo raro es que la gente allí sentada es gente como muy pálida, muy rara. Como enfermiza. Una mujer con bata blanca y cara agradable está en el centro. Señala a uno de los sedentes.

-Hola… Hola, soy Drácula y  llevo cuatro meses sin beber sangre.

-Hola, Drácula-dicen todos. Y aplauden.

-¿Por qué no nos cuentas lo que te llevó a tomar esta decisión?- pregunta la mujer agradable, imagino que sería la moderadora o algo así.

-Eh, sí, bu-bueno…-tartamudea.- En realidad es difícil de contar. O sea, me refiero, no fue una cosa que dijeses en plan… «¡Boom! y ya, dejo de beber». No, fue como más complicado. Como más no sé. Es que no sé. Fue algo que me llevó a hacerlo pero, pff. No sé. ¿Lo cuento?

Noto que Drácula habla raro. Un conde diciendo «en plan», ¿eso es legal?

-¡Sí, claro! ¡Cuéntanoslo! Sin miedo, aquí estamos para aprender- contesta la moderadora, que además de agradable, creo que es psicóloga.

-Bueno, pues a ver. A ver, yo qué sé… Pues… A ver…Pues que me he enamorado, joé. No, pero no penséis mal. O sea me he enamorado de verdad, y no lo entiendo porque yo de esas cosas siempre he pasado. Yo vivía por y para la sangre, pero sé que a ella no le gusta. Y pues como que noté que necesité dejarlo…

-Pero, ¿y quién es ella?- pregunta con tono inquietante la psicóloga.

Deduzco que las circunstancias en las que conoció a su actual amor no fueron del todo corrientes, porque Drácula se pone bastante nervioso al verse en la circunstancia obligada de tener que contestar a la pregunta de la psicóloga.

-Pues a ver, se llama Michelle. Bueno, en realidad su nombre real aún no lo tengo claro, pero ese es el nombre que utiliza en su trabajo. Y, a ver… bueno, pues sí. Es puta. ¿Y? ¿Pasa algo?

Noto que se dirige a su compañero de al lado, que se ha rascado la nariz.

-¿Te estás riendo? ¿Se está riendo de mí?

-Drácula, tranquilo. Nadie se está riendo de ti. Sigue contándonos.- De verdad, qué simpática es esta mujer, que pone paz en los momentos más tensos.

-Pues eso, que la conocí en un bar una noche. Bueno, en un puticlub, supongo. Pero, a ver, que yo no iba a buscar nada de eso, ¿sabes? Que yo solo iba porque necesitaba tomar algo, y ya. Pedí un Bloody Mary, y ella entonces dijo «dos, si puede ser». A ver, y yo dije que no tenía tanta sed. Lo que pasa que ella como que me dio a entender que el otro era para ella y ya pues lo entendí. Me dijo que era dominicana, pero que llevaba diez años aquí, en Transilvania. Me contó que le gustaban las bachatas, la salsa. Y no sé, a mí esas cosas no me gustan, pero yo qué sé. Me quedé embobado mirando sus rizos.

¿Qué le pasa a Drácula? ¿Es este el de verdad?

-Y nada. Una cosa llevó a la otra. Nos liamos, y no sé. Noté cómo poco a poco quería beberme su sangre dulce y dejarla seca. Pero justo cuando iba a hacerlo, me paró. Me dijo que qué hacía, que si estaba loco y tal. Y no sé, no pude forzar y paré. Le dije que era Drácula y eso, que me gustaba el rollo sangre y eso. Y me dijo que o la sangre o ella, pero que a ella esas cosas le daban mucho asco y que no iba a vivir así conmigo. Yo le dije que no podía, que aunque quisiera, la sangre siempre me iba a gustar. Que era una droga. Y ella me dijo que de todo se sale. Hice caso. Y bueno, pues aquí estoy.

-¿Y notas mejoras desde que empezaste el tratamiento?

– Bueno, a ver, sí. Ahora sí. Pero al principio me costó. En plan que me ponía a temblar por las noches. Pero bueno, ya en verdad sí que estoy mejor. Bebo leche de soja que sabe parecido. Y no sé. Bien.

La gente murmulla algo. El corro va quedando cada vez más en la lejanía. Todo se oscurece.

Aparece Drácula, años después. Está visiblemente más fibrado, con la piel más morena, aunque manteniendo intactos sus colmillos. Está sentado en una playa del Caribe, y Michelle está muerta en sus brazos. Drácula tiene la mirada perdida y aprieta sus mandíbulas descargando la presión que acumula su cuerpo.

-¿Por qué me pediría que le chupase aquella costra? ¿POR QUÉ?

El plano se aleja cada vez más, fundiéndose a negro mientras Drácula llora desesperadamente por el final inesperado.

En fin. Prefiero no hacer declaraciones sobre el reto que he cumplido esta semana. Este tipo de cosas no las puedo arreglar de ninguna forma.

Pero bueno, Lidia, para que quedes a mi altura, te pediré que hables en nombre de una de las figuras más importantes de este país de la que poco se habla últimamente para los días tan importantes que está viviendo. Y no, no hablo del 400º aniversario de la muerte de Cervantes. Hablo de la Pantoja. Isabel acaba de salir de la cárcel, y en ningún momento me he sentido acosado por los medios de comunicación hablando en exclusiva de qué color era el coletero que lucía el día que tuvo su primer permiso y qué nos querría decir con su elección.

Así, quiero que retrates en primera persona y con un tono puramente cómico qué se le pasa a la viuda de Ehpaña estos días clave para ella y su familia.

Nothing else.

Best wishes.

Jorge.

 

 

Pacino y su misión ministérica en ‘Pulp Fiction’

– Póngame una Big Kahuna- pidió Jules.
– Que sean dos- dijo Vincent despreocupadamente.
– ¡Tres!- exclamó Pacino.

Realmente, Pacino no tenía demasiado apetito, pero no podía quedar como un blandengue ante sus nuevos compañeros americanos. Le había llevado más de un año aprender a hablar inglés de un modo aceptable, pero la ocasión lo requería. ¿Quién le iba a decir que iba a acabar trabajando para Asuntos Temporales de EEUU, el departamento de la CIA encargado de los viajes en el tiempo? Era algo así como su antiguo curro, el Ministerio del Tiempo, pero versión yanqui. Y, desde luego, sus funcionarios no tenían nada que ver con Amelia y Alonso.

De repente, una preciosa camarera rubia de rostro ovalado se acercó a su mesa cargada de hamburguesas, patatas fritas y batidos de chocolate y vainilla. En cualquier otra circunstancia, los ojos de Pacino se habrían perdido en el entallado uniforme rosa chicle de la camarera, pero las Big Kahuna Burgers eran demasiado apetecibles y… grandes.

– Vamos, tío, ¿a qué esperas?- le sobresaltó Vincent Vega, que ya tenía la boca llena de hamburguesa.
Pacino no se lo pensó y le hincó el diente a su hamburguesa, ignorando la mirada recelosa de Jules Winnfield. Él podía con eso y más. Después de todo, era español.

Su primera misión con aquel curioso par de chalados era sencilla. Simplemente tenían que evitar que Mia Wallace engañara a su marido, el famoso gángster Marsellus Wallace, con otro tipo. En caso de que Mia conociese esa noche al galán en cuestión, un tal Tony Manero, y bailase con él en Jack Rabbit Slim’s, comenzaría un romance a espaldas de Marsellus, que se acabaría enterando (un gánster siempre se entera de todo) y no dudaría en asesinar a todos los familiares y amigos del amante de su esposa, pudiendo alterar así la Historia del crimen de Estados Unidos.

Por fin llega la noche y las luces de neón del Jack Rabbit Slim´s invitan a entrar a todo aquel con sed de Coca Cola, zumo de arándanos y rock and roll. Jules, Vincent y Pacino se sientan en la barra, buscando con la mirada a su objetivo. No les cuesta demasiado trabajo dar con ella. Mia es una mujer sencilla e impresionante a la vez. Está en una mesa, sola, jugueteando con un mechón de su corta melena oscura. Sus labios perfilados sorben distraídamente el enorme milkshake que ha pedido. “Normal que el tal Marsellus siempre esté celoso”, pensó Pacino admirado. No puede dejar de mirar a esa excéntrica pero extraordinaria mujer. Sin previo aviso, las puertas del local se abren y entra Tony Manero, contoneando con gracia sus acampanados pantalones blancos y luciendo el tupé más fantástico que Pacino había visto jamás. “Está buscándola”, murmura Jules malhumorado, “Se va a sentar con ella. Ya sabéis qué es lo que hay que hacer”. Pero no, Pacino no tenía ni idea de qué había que hacer. Vincent y Jules se remangaron sus ajados trajes y, entonces, Pacino lo comprendió todo: pretendían darle una paliza al chulo de Tony Manero antes de que se sentara con Mia. “Cómo os las gastáis aquí, ¿no? En España trabajamos de otra manera”, les corta Pacino. Vincent y Jules le miran como si fuera idiota. “Se me ocurre una forma mejor de borrar del mapa a este bailarín idiota”, continúa. E, increíblemente, Jules y Vincent deciden escuchar su idea.

Vincent Vega no había pasado tanta vergüenza en su vida. ¿Qué demonios estaba haciendo descalzo en la pista de baile del Jack Rabbit Slim´s junto a Mia Wallace? “Hay algo más efectivo que la violencia”, le había dicho el tal Pacino con su extraño acento, “Si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Y eso estaba haciendo Vincent, impedir que Mia pasara la noche con Tony Manero haciéndose su amigo. Empieza a sonar ‘You never can tell’ de Chuck Berry. “Maldito Pacino”, piensa Vincent. Pero, cuando se quiere dar cuenta, está bailando. Pero son las caderas las que se mueven ligeramente y, después, los pies. Se está dejando llevar. Por la música. Por Mia. Mira a Pacino y a Jules, que le sonríen desde la barra. Sí, hasta Jules está sonriendo. Han cumplido su misión.

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Espero que os haya gustado este crossover entre ‘El Ministerio del Tiempo’ y la gran ‘Pulp Fiction’ (lo siento, Jorge, sé que he sido muy predecible escogiendo esta opción de tu reto) pero, sobre todo, espero que Pacino vuelva pronto al Ministerio. Gracioso, valiente y cinéfilo, ¿qué más se le puede pedir a un personaje? Los ministéricos paciners te esperamos con los brazos abiertos.

Dicho esto, esta semana vamos a ver cómo Jorge saca el «mostro» que lleva dentro. Como el viernes se estrena en España ‘Victor Frankenstein’, película de Paul McGuigan que se suma a las decenas de versiones cinematográficas sobre el excéntrico científico y su criatura, quiero que Jorge nos deleite con un relato sobre los monstruos clásicos de la literatura y el cine. Desde Drácula y el monstruo de Frankenstein hasta el mismísimo Dorian Gray, ¡tú decides! Elige a uno de ellos o únelos a todos pero, sobre todo, sorpréndenos con una versión diferente (en el formato que quieras) de los monstruos más famosos de la cultura popular.

bye edward norton

Lidia

Lo que expresa el Arte

Qué bonito es ese período de la primavera en el que ya hace buen tiempo pero aún no has empezado a sufrir por la alergia. Y qué bonitas las flores, los árboles y el cambio de hora. Y con esta reflexión que para nada viene a cuento comienzo una nueva entrada. Y es que a poco cuento vienen también los títulos casuales y hematocríticos que he tenido que poner gracias al reto de LidiaToilets a estas grandiosas obras de la Historia del Arte.Pues, sin más dilación, aquí las presento.

1. San Bruno. Francisco Ribalta.San Bruno de Francisco Ribalta
San Bruno posando para una fototuenti en clase de Naturales mientras la profe no mira. 

2. Detalle de El Jardín de las Delicias, El Bosco.

El Jardín de las Delicias by El Bosco
«A mí no me importa la lluvia, así que cuéntame más, querido arándano»

3. Chico mordido por una lagartija, Caravaggio.

Caravaggio
Cuando vas a tirar la basura y la bolsa está manchada.

4. Náyade, John William Waterhouse.

náyade de Waterhouse
«Ejcucha, que soy la Náyade,que el Hilas sa pillao un amarillo y va to mal. Estamos akí donde el río asín que vente pacá».

Y cambiando un poco de tercio, estoy profundamente consternado por la noticia que esta semana ha colapsado Twitter. El repentino parón de temporada en ‘El Ministerio del Tiempo’ ha conseguido movilizar una vez más a toda la masa ministérica que ha decidido rebelarse ante una posible no renovación de la serie. Además, por si esto fuera poco, nuestro querido Pacino abandona, esperemos que temporalmente la serie para retomar una vez más la trama de Julián aka Rodolfo Sancho. Por tanto, querida Lidiacé, quiero que esta semana rindas homenaje a este carismático personaje policíaco en un relato de Fanfiction. Además, para añadirle algo de originalidad, quiero que se trate de un crossover con uno de estos clásicos de cine.

1.- Pulp Fiction. Una de tus imprescindibles.

Imagina a Pacino compartiendo trama con Travolta. Solo de pensarlo, te ha gustado, reconócelo.

2.- Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón.

Pacino debe viajar hasta 1980 para deshacer cierto entuerto ocurrido que podría impedir el estreno de la ópera prima de Almodóvar. ¿Te atreves?

3.- E.T.

¿Y si Pacino tuviese que infiltrarse entre el grupo de policías que analizan el caso de la presencia extraterrestre en la Tierra para frenar ciertos comportamientos dañinos provenientes de Darrow Ltd?

La única condición es que, al menos una parte de la historia, deberá tener emplazamiento en España, ya que si no, las llamadas en  los móviles del Ministerio no funcionan igual.

Besos de fresa.

 

Nana contra el miedo

Hey ho let´s go! Ya había ganas de volver por aquí, la verdad. Esta semana me toca retroceder en el tiempo hasta la posguerra española, esa época fría y oscura marcada por las cartillas de racionamiento y las traiciones entre vecinos. Bajo las órdenes de Jorge, os voy a contar la historia de Izaskun y Amaia, una madre y una hija unidas por algo más que el miedo.

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Mi niña, duerme ya, que una nana te voy a recitar.
Amaia, no tengas miedo, que por fin llega la hora de los sueños.
Sueña, sueña, sueña;
olvida el frío por unas horas.
Sueña, sueña, sueña;
entierra el miedo bajo la alcoba.

Imagina por una noche que los disparos desaparecen.
Imagina un puchero caliente con burbujas de sal.
Imagina por una noche que el dolor en ti ya no crece.
Imagina que la algarroba es chocolate de verdad.

Ya todo ha terminado y no hay que llorar más,
te aseguro que muy pronto huiremos de esta ciudad.
Vas a conocer Francia y a la madre de tu papá.
Todo lo hacemos por él, por el hombre que ya no está.

Solo hay una cosa más que yo te quiero enseñar;
presta atención, mi niña, que yo no puedo gritar.
Hablo entre susurros porque alguien nos puede escuchar,
y yo no me puedo morir y a mi Amaia sola dejar.

Lo que tienes que aprender es más fácil de lo que crees:
los mayores también lloramos y nos sentimos del revés.
Lo importante de esta vida es ser bueno de verdad,
no importa lo que te digan ni a quién te pidan apoyar.
En la guerra no gana nadie, aquí pierde hasta Satanás.
Aunque pasen rápido los años, jamás pierdas tu bondad.

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Imagen: ‘El laberinto del fauno’ (2006)

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Y así, en forma de nana, Izaskun le enseñó a su hija que en la vida hay que luchar, pero no con las armas. No sé si Izaskun y la pequeña Amaia consiguieron llegar a Francia escapando del miedo y la miseria, pero lo que sí sé es que, si ellas vieran cómo estamos en la actualidad, se entristecerían. Cuánta falta nos hace aprender de la Historia…

Pero, oye, vamos a animarnos un poco, ¿no? Como hace bastante tiempo que no hablamos sobre arte, esta semana te toca, Lord Jorge. Lo que quiero que hagas es muy sencillo: tira de imaginación, gracia, emoción y desparpajo para encontrar el pie de foto barra microcuento perfecto para cada una de las siguientes obras. Sí, describe e interpreta cada imagen a tu manera en un par de frases. ¿O no has querido saber siempre qué dirían los cuadros si pudieran hablar? Ahí van las obras:

1. San Bruno, Francisco Ribalta
San Bruno de Francisco Ribalta

2. Detalle de El Jardín de las Delicias, El Bosco
El Jardín de las Delicias by El Bosco

3. Chico mordido por una lagartija, Caravaggio
Caravaggio

4. Náyade, John William Waterhouse
náyade de Waterhouse

¿Qué opina la salamandra de Gaudí sobre la independencia de Cataluña?

Qué poco dura la Semana Santa y cuánto nos cuesta volver a empezar. Propongo desde aquí alargar las vacaciones estableciendo un Mes Santo.

Para esta semana, la rubia menos rubia del mundo mundial me propuso escribir cualquier tipo de historia desde la perspectiva de la salamandra del Parque Güell. ¿Y de qué tema puede reflexionar más una lagartija de diseño? Pues de política, claro está:

Aquella mañana, mi piel de trencadís brillaba especialmente, ya que era uno de los pocos días del incipiente otoño en los que el sol había conseguido asomarse entre las nubes que tapaban la ciudad. Como cada día, miles de turistas se fotografiarían hoy conmigo. Desde mi posición tengo una vista privilegiada de la ciudad, y me gusta observar cómo transcurre la vida de la gente en Barcelona. Sin embargo, aquel día era peculiar. Miles de barceloneses votarían por el que creían que era el mejor futuro para la ciudad. Orgullosos individuos acudían a sus colegios electorales defendiendo su estelada y las ideas que ésta arropaba, y allí se encontraban con otros ciudadanos que no consideraban la independencia entre sus principales opciones. Fuese cual fuese su ideología, todos tendrían opción de decidir.

Todos… menos yo. Casi cien años llevo aguantando guiris sobándome el lomo toda la mañana, pero aún nadie me había preguntado si me quería independizar, si me gustaba Ada Colau o si soy de Ciudadanos. Tampoco entendía, por otro lado, los clichés que se atribuían entre unos y otros, estableciendo una guerra civil fría entre todos, camuflada por falsas sonrisas que simulaban estabilidad. Por lo visto, ser partidario de la independencia era odiar España y a los españoles, y ser votante de partidos a favor de la unión de España significaba, como mínimo, ser esbirro del espíritu de Franco. Si nos ponemos así, a mí mejor que no me hagan pronunciarme…

Sin embargo, eso era algo que poco parecía importarle a Oona, que aquella mañana había madrugado para votar cuanto antes a Junts pel Sí, coalición en la que aparentemente confiaba, para luego poder pasar el resto del día con Ramón. Fui testigo de su primera cita semanas atrás. Habían quedado frente a mí, aunque se habían conocido a través de una aplicación del móvil. Aquella cita fue un absoluto desastre. Oona quedó aterrorizada cuando comprobó que Ramón había acudido a la cita calzando unos mocasines de ante y luciendo un polo de marca, y a Ramón le sorprendió bastante que Oona le confesara que, dos veranos atrás, se había cubierto la cabeza de rastas. La conversación era realmente tensa, resaltando únicamente las diferencias entre ambos, hasta que no sé de qué forma, terminaron hablando de aquel tema que jamás se debe tocar en una primera cita: la política. Cuando Ramón confesó que las ideas de Albert Rivera no le parecían del todo descabelladas, a Oona le empezó a caer una gota de sudor frío por la sien, y ambos se enzarzaron en una horrible e inútil discusión. Tras aquella desastrosa cita, decidieron que no estaban hechos el uno para el otro, y continuaron con sus respectivas vidas sin ni siquiera darse otra oportunidad.

Pocos días después, ambos se cruzaron en Las Ramblas, y ninguno llevaba intención de saludar. Pero tal era la tensión y lo forzado del asunto, que ambos chocaron el uno con el otro, y a Oona se le cayó el montón de cosas que llevaba en brazos. Una carpeta, un estuche de lata, una botella de agua, algo que no recuerdo y un libro. Un libro que, atención, no era un libro cualquiera, o por lo menos no lo era para Ramón. Cuando éste se agachó para ayudarla tras haber fingido una falsa sorpresa por verla, vio que Oona portaba en sus manos un ejemplar de la obra de Patrick Modiano, su autor de referencia que tantas lágrimas como sonrisas le había conseguido sacar. Pues resulta que a Oona también le encantaba este autor, y la literatura francesa contemporánea en general, y eso a Ramón le volvió completamente loco. Esta vez, ni el mismo Artur Mas podría interponerse en su camino. Por eso, decidió invitarla aquella noche a cenar, plan que Oona, sin saber por qué, aceptó. Inseguros, decidieron esquivar temas políticos aquella noche, y se debieron de entender de maravilla, porque desde entonces quedan varios días por semana. Ahora, por el contrario, sí hablan de política, pero aún no han acabado a gritos porque supongo que han aprendido lo más importante, que es ser un poco tolerantes y aceptar las diferencias.

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¡Lo que no una la lectura, no lo une nada!

Pero, querida Lidia, vamos a cambiar de tercio. Porque tú sabes que la próxima semana se estrena en todos los cines del universo espacial la nueva película del señor Pedro Almodóvar, el que describen como un drama seco, la película menos Almodóvar de Almodóvar, y otras perlas paradójicas periodísticas, que trata sobre la relación de una madre y su hija, y la pérdida y búsqueda de ésta. Por ello, tu próxima historia deberá tener como personajes a una madre y su hija. Sin embargo, en este caso estará ambientada en Bilbao de la posguerra, y debes plantear un drama que tenga una enseñanza moral.

Besos. De fresa, que este año están muy baratas por lo visto y han salido muy buenas, o eso dicen en mi casa todo el rato.