La ciencia un día decidió que Chica Bowie naciese mujer, y ella nunca puso pegas al respecto. Pero no lograba entender por qué otros la miraban cuando estrenaba corte de pelo con maquinilla, o por qué fue objeto de burla cuando en su fiesta de graduación decidió lucir smoking y pajarita en lugar de un vestido de seda. Chica Bowie a veces era un poco extraterrestre, decían. No era femenina. Tampoco masculina. Era Chica Bowie. Y se sentía bien así. Y es que, ¿acaso era alguien el resto del mundo para decirle cómo debía actuar?
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Lo que nos gusta un estereotipo. Hay que verlo, ¿eh?
Pero Chica Bowie a veces se siente un poco sola, así que, querida Lidia Dean, una vez hecho tu reto semanal en el que debía dibujar una de tus propuestas y escribir algo corto sobre la imagen elegida, me veo en la obligación de encargarte que escribas la historia de X, el amor andrógino de Chica Bowie. Una denuncia social con final feliz, más bien extensa (venga, que no te pongo límites), escrita en tercera persona y sin un solo diálogo.
Nada más por hoy.
Besos.
Jorge Abad.
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